En estas fechas de magníficos deseos, prosperidad, compras, regalos, sonrisas, familias caminando
de la mano en los centros comerciales con sonrisas de oreja a oreja, almacenes
de electrodomésticos con Santa Claus bailando en la puerta, anuncios en la
televisión con rebajas y ofertas, luces multicolores en las fachadas de las
casas, negocios con la típica “cumbia navideña”, radios con la “Navidad sin ti”
de los Bukis, mercados desbordados por la ley de la oferta y la demanda, madres
de familia regateando los productos que servirán para la cena de navidad o año
nuevo y, conocidos deseando feliz navidad en la calle o etiquetando usuarios en
sus tarjetas virtuales de las redes sociales, deseando: felicidad y
prosperidad.
No todo es como se ve, ni como lo pintan, familias vemos y
detrás de la puerta de sus hogares no sabemos si existe un padre desempleado, si
el presupuesto familiar fue gastado en
cosas inútiles que obligan a familias enteras a “echar mano” de un nuevo crédito;
padres de familia o madres solteras y
sus noches de desvelo haciendo cuentas, analizando que estrategia utilizar para
salir de las deudas de fin de año llegando a la solución de volver a endeudarse
con tal de darle un tamal de arroz o un pache de papa a los suyos, padres que
estiran sus quetzales para ver la sonrisa de sus hijos al momento de comprarles
un juguete y escuchar el suave y reconfortante: “gracias papi”.
A ninguna cabeza de familia le gusta dejar sin felicidad a
los suyos y, se endeudan con tarjetas de crédito que a final de mes, el banco
como buitre está cobrando el interés requerido. Padres de familia que se atormentan al saber que,
saliendo del asfixiante enredo de las compras navideñas, viene otro gasto
fuerte: inscripciones en los establecimientos educativos, compra de uniformes y
útiles escolares.
No todo es como lo pintan, sin embargo, no pierdo la
esperanza en que haya paz y prosperidad en cada una de las familias que viven
en situaciones parecidas.