miércoles, 10 de septiembre de 2014

Breve manual para disfrutar una feria más

Foto: Tomada prestada del Diario El Quetzalteco



Por Marvin García



En estas fiestas patrias a celebrarse en Xelajú, siga este manual, para no perderse de nada de lo que nos ofrece la exhuberante Feria Centroamericana de la Independencia donde la algarabía se desborda en sus calles:

Vaya a todas las veladas y elecciones de reinas, aproveche nuestro trauma colonial de tener siempre una reina para todo,  olvide que son manifestaciones de una sociedad machista, no importa que el teatro municipal no tenga una agenda cultural establecida anualmente, usted vaya y apoye a su candidata favorita.

Compre todas las banderitas de Guatemala que pueda, agítelas con orgullo, vea como ondea libremente entre el humo de los carros,  como el plástico brilla como brilla la esperanza en este país.

Lleve a sus hijos a los desfiles, invítelos a un helado, cómpreles una visera de cartón, apláudale a los gastadores y disfrute de nuestra herencia militar, siga enseñándoles que no hay mejor forma de rendirle homenaje a la patria que desfilando. Vea toda la publicidad patrocinada por las fábricas de cerveza, las compañías telefónicas y empresas poderosas y, siéntase identificado con las frases libertarias.

Tome todo el alcohol que pueda el catorce, total, es una vez al año, pierda la conciencia, gástese todo el dinero ¿De qué otra forma se podría vivir en este país? 

No deje de ir a los conciertos preparados especialmente para usted, cómprele un churrasco a la señora que tiene a los nenes dormidos a la par de la hielera, contribuya a mantener el ornato de la ciudad orinando en los arriates. 

Vaya al parque central y vea como ondean las banderas en señal de libertad desde una tarima patrocinada por una empresa dueña del país.

Vaya a la feria, pague los tres quetzales de pasaje, disfrute del buen trato que le dará el chófer del bus y siéntase arrullado por el enternecedor sonido del reggaetón a todo volumen. 

 Siga creyendo que Xela es diferente y que su feria es la mejor.

Cuando termine el desfile del quince de septiembre, mire los montones de basura, escuche las campanas ofreciendo helados, vea como todos regresan a su cotidianidad, como todos se cruzan la calle, como los carros hacen las enormes filas, vea a todos directo a los ojos y sienta  la amarga sensación de vivir en un país que tiene todo, menos libertad.

miércoles, 11 de junio de 2014

La inauguración del Mundial



Después de ver durante hora y media las indumentarias y bailes típicos del país anfitrión,que pasaron ensayando los jóvenes para que todo el mundo los vea pero que nadie ve. Dos naciones salen al campo de juego, veintidós jugadores que han sido escogidos de entre muchos que juegan fútbol en su país y que están sabidos que esa camisola que portan, pesa para la historia, para el torneo, para el mundo.

Rueda el balón, casi siempre un favorito se alza con la victoria en este partido inaugural, con sus excepciones como en Italia 90 donde los “Leones indomables” de Camerún se llevaron la victoria, y obligaron a Argentina a jugar ese mundial casi al límite de la eliminación. En Corea-Japón 2002 para sorpresa de muchos, Senegal inicia ganándole al campeón defensor Francia, que se fue de ese torneo con toda la pena del mundo con cero puntos y cero goles a favor.


Es el primer partido que se espera durante cuatro años y da la pauta muchas veces para decir: “Está bueno el mundial” o “Este mundial no va a estar bueno”. Me pasó en 1994, Alemania y Bolivia abrieron ese torneo espectacular, las esperanzas bolivianas depositadas en Marco “El Diablo” Etcheverry se esfumaron después de una entrada fuerte sobre un jugador alemán, que provocó su expulsión y nunca más se le vio en el mundial de Estados Unidos. El resto de inauguraciones hasta llegar a 2010, fueron muy frías y sin mayor espectáculo, con excepción del 2002, cuando los jugadores de Senegal nos hicieron levantarnos de nuestras camas a las 5am para ver como derrotaban a Zinedine Zidane y la soberbia de los franceses.

Este año, el Arena do Corinthians es el recinto elegido para la inauguración del Mundial. El estadio ha generado mucha polémica por los retrasos en sus obras. Es más, y es algo que no genera ninguna sorpresa: a un día del inicio de la Copa del Mundo todavía no está listo. Después de la ceremonia poco esperada de apertura, Brasil y Croacia jugarán el primer encuentro del Mundial Brasil 2014. El equipo carioca ubicado en el Grupo A, enfrentará al equipo europeo que espera superar el éxito logrado en 1998 quedando en cuarto lugar. Yuichi Nishimura, será el encargado de dirigir el Brasil-Croacia. Un japonés de 42 años, de profesión policial y, decidido a hacer carrera en la elite del arbitraje desde hace quince años. En Sudáfrica 2010 dirigió encuentros importantes como el Brasil-Holanda de cuartos de final. La Brazuca, ese el nombre del balón oficial del Mundial Brasil 2014. Es un balón que luce vibrantes colores sobre fondo claro y está adornado con diseños difusos que en nada se asemejan a las líneas rectas de sus antecesoras. Para llegar a convertirse en el balón oficial de Brasil 2014, Brazuca pasó por un periodo de más de dos años de pruebas, durante los cuales fue sometida al juicio implacable de más de 600 futbolistas pertenecientes a 30 equipos en 10 países. Esos datos pelan el riel cuando sabes que la puedes obtener por Q170 al comprar su paquetón de 48 cervezas Brahvas.


Veremos qué pasa a partir del 12 de junio, una fecha que quedará escrita en los anales de los amantes del fútbol de todo el mundo. Aunque en realidad lo que todos esperan es el tercer tiempo.

martes, 14 de enero de 2014

Cada día es un partido de baseball





Día a día despertamos y enfrentamos el día sin saber lo que nos depara, podemos iniciar  el día con todas las ganas y todo el ímpetu del mundo, con uniforme nuevo y con todo el ánimo de salir al diamante de baseball siendo un equipo debutante llamado “Ciguar” contra el más poderoso nombre de las grandes ligas: los “Yankees”, que bien pudieran ser de Nueva York, de cualquier lugar o simplemente el destino mismo, a quien tenemos que vencer, nosotros sin conocer al rival, sin saber que en cualquier momento del día nos pueden anotar 7 carreras en un solo inning, que al momento de irnos a la ofensiva y querer empatar el juego sólo llegamos a segunda base.  

 A media mañana llega nuevamente el momento de defender y nos anotan otras 7 carreras,  al entrar la tarde casi no tenemos ánimos, los problemas nos agobian y el estrés está a la orden del día, es como ir perdiendo 14 a cero en el segundo inning, tener a todo el equipo con la moral baja, con el agravante de tener al pitcher y cátcher lesionados.  

Cuando no queda más que enfrentar lo que resta del día con la moral y los ánimos por los suelos, solamente con la esperanza y el romanticismo de que cualquier cosa puede suceder,  tener siempre la consigna de: "esto no se acaba hasta que se acaba". Quién sabe si llegando la noche e ir perdiendo 28 a 0, en algún momento, por fe, por tener actitud, por estar acostumbrados a salir de las peores situaciones, por vivir en este país tercermundista y salir adelante con lo poco que tenemos… puede ser que en algún momento suceda que, por la esperanza no perdida: peguemos un batazo hacia lo más profundo del jardín izquierdo,  anotemos una carrera, esa carrera nos levante el ánimo y nos borre lo mal que la pasamos durante las horas anteriores.

Anotar una carrera al final y pensar que en el siguiente partido, al siguiente día, en las 24 horas que dure ese partido podremos anotar más de una carrera, eso necesitamos en esta vida, anotar una sola carrera para tener el ímpetu de que en el siguiente partido, bajo todas las cosas negativas de la vida, de un país lleno de inseguridad, corrupción, delincuencia, desempleo, etc., dormir pensando  que ganaremos el partido que sigue. 

Levantarnos al otro día sabiendo que con dedicación y poniendo un grano de arena podemos anotar más carreras y ganar el partido que viene, quizás volvamos a perder o quizás ganemos, pero, de eso se trata la vida, como la frase de la canción de Enanitos Verdes: “Hay que correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo”.