La carrera por ganar el Óscar año con año es deslumbrante
para los que amamos el cine. Por el otro lado, resulta sumamente desgastante
para los guionistas, directores, actores y todo el equipo que nos ofrecen lo
mejor que tienen para ganarse la estatuilla.
Prácticamente dedico todo el mes de enero para ver cada una
de las películas nominadas y siempre quedo con el deseo de que mi favorita
gane. Sin embargo, los casi 6,000 miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas son los que eligen. Este año Boyhood y Birdman son las grandes
favoritas para llevarse todo, y sin embargo, todos deseáramos que ganara la
película que más nos gustó.
En la víspera de la entrega de la estatuilla de 2012 mi favorita era “War
Horse” de Steven Spielberg, que nos mostraba un extenso drama de la II Guerra
Mundial, no ganó nada. El año pasado Alexander Payne y su obra de arte
“Nebraska”, un drama sobre la senectud y sus locuras, me dejó emocionado y
esperanzado al terminar de verla, tampoco ganó nada. Este año, tengo una
favorita: Wiplash dirigida por Damien Chazelle.
Wiplash nos cuenta sobre Andrew Neyman (Milles Teller), un
joven y ambicioso baterista de jazz, y su deseo de triunfar en el elitista
Conservatorio de Música de la Costa Este en el que estudia. Marcado por el
fracaso de la carrera literaria de su padre, Andrew alberga sueños de grandeza.
Terence Fletcher (J.K. Simmons), un profesor conocido tanto por su talento como
por sus rigurosos métodos de enseñanza, dirige el mejor conjunto de jazz del
Conservatorio. Cuando Fletcher elige a Andrew para formar parte del conjunto
musical que dirige, cambia para siempre la vida del joven.
Wiplash no es ninguna película de acción ni de suspenso,
pero existen escenas que nos dejan fríos, emocionados, tensos. Chazelle demuestra ser un excepcional
constructor de escenas que captan nuestra atención. La tensión, el
juego de manipulación emocional y el odio entre los actores Miles Teller y J.K. Simmons,
nos dejan perplejos, sin habla.
El ritmo, el desarrollo narrativo, la secuencia de las
escenas y el ritmo, están perfectamente elaborados. Un J.K. Simmons, nominado
al Óscar como mejor actor de reparto, se muestra en su mejor actuación, como
cuando Leo Messi está inspirado y nos regala un hat trick en un partido de
fútbol. En el camino, Andrew Neyman termina su relación con su bella novia y la
deja ir, por su obsesión de ser el mejor en lo que hace; un momento cumbre de
la película, es el momento donde Terence Fletcher le cuenta a Andrew, sobre
como Charlie Parker llegó a ser uno de los más grandes saxofonistas y compositores estadounidenses
de jazz.
Otras críticas dicen que es una película buena pero
asfixiante, habrá que esperar al 22 de febrero para que podamos observar, que
rumbo toma esta película: a) Que quede marcada en la historia de la cinematografía
como un megafilm gracias a una estatuilla o, b) Que pase desapercibida como
muchas otras.
Si usted es amante del jazz y de la buena música, no dudo
que disfrutará los 107 minutos que dura este excelente film.
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